El bobo (chupete) previene la muerte súbita del lactante porque mejora el control cardíaco del recién nacido, según un estudio de científicos australianos que divulga este lunes la prensa internacional.
Rosemary Horne, del Instituto Monash de Investigación Médica, explicó que diversos estudios han demostrado de forma consistente desde 2005 que el bobo protege al bebé contra la muerte súbita, pero éstos no explicaban claramente de qué forma contribuía a evitar la temida “muerte en cuna”.
En la investigación presentada en la reunión anual de las Sociedades Académicas Pediátricas en Estados Unidos, Horne y sus colegas sugirieron que el uso del bobo protege al recién nacido de la muerte súbita mediante la mejora del control cardíaco, según la cadena local ABC.
Horne indicó que esta patología se relaciona con un fallo en el sistema cardíaco del infante cuando no se produce un ajuste adecuado al ritmo del corazón o a la presión sanguínea, así como a incapacidad de poder despertarse cuando se deja de respirar o se registra una caída súbita de la presión arterial.
El equipo de Horne centró su investigación en el impacto que tiene el chupón en la presión sanguínea y el ritmo cardíaco y para ello vigilaron durante varios días el sueño de 37 bebés de entre dos y cuatro semanas, dos y tres meses, y cinco y seis meses.
Asimismo, hallaron que el acto de succionar el chupón aumentaba la variabilidad del ritmo cardíaco, que es una medida de las variaciones de los intervalos entre latido y latido y que indica la actividad de la regulación autónoma de la función circulatoria.
Horne dijo que el bobo parece mejorar el ritmo cardíaco en los recién nacidos, lo que parece servir como mecanismo para proteger contra la muerte súbita, aunque la científica admitió que aún no ha resuelto el misterio sobre cómo evitar estos fallecimientos.
Desde 2005, su uso ha sido recomendado en Estados Unidos para los bebés, aunque Australia y Nueva Zelanda lo miran con recelo.
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